Antes de abrir los sobres, alista un medio de germinación ligero (tierra especial para germinación, turba comprimida, sustrato de coco o gel de germinación) y un semillero con domo; con estos básicos, tus semillas de ají tendrán un entorno estable y controlado desde el día uno.
La constancia es la clave: procura que la temperatura se mantenga entre 24 °C y 32 °C y que el sustrato de tus semillas de ají tenga una humedad alta (idealmente por encima del 80%), usando tapete calefactor y domo si hace falta para acelerar y uniformar la germinación.
Para una siembra ordenada, usa bandejas pequeñas de 2×2 cm o 3×3 cm; llena, humedece, abre un orificio de 5 mm y coloca una semilla por cavidad, porque esa profundidad favorece que las semillas de ají hidraten bien sin pudrirse.
Una rutina sencilla, repetible y paciente hará la diferencia; desde el remojo de preparación hasta el destape progresivo del domo, cada detalle suma para que tus semillas de ají broten fuertes y parejas.
Un remojo de 2 a 8 horas en té de manzanilla a temperatura ambiente ayuda a “despertar” las semillas de ají y reduce el riesgo de hongos, elevando tus probabilidades de éxito desde el inicio del proceso.
Tras la siembra, mantén calor y humedad estables, porque las semillas de ají pueden tardar entre 2 y 10 semanas en germinar; cuando asomen los cotiledones, empieza luz indirecta o artificial para que crezcan compactas y vigorosas.
Cuando tus plántulas tengan al menos dos pares de hojas verdaderas, inicia una “puesta al sol” progresiva: primera semana 20–30 minutos diarios, segunda semana 1 hora y luego aumenta por semanas, hasta que las semillas de ají ya establecidas toleren el sol directo sin estrés.
El primer trasplante se hace a maceta mediana cuando veas dos pares de hojas verdaderas, y el segundo a maceta grande (~10 L) cuando haya ocho pares; con esa base, tus semillas de ají convertidas en plantas responderán mejor al riego y a la carga de frutos.
Para una producción sólida, dales mínimo 6 horas de sol al día y usa macetas de geotextil de más de 10 L, ya que la aireación de raíces mejora el vigor; con esas condiciones, las semillas de ají desarrollan plantas más productivas y estables.
Si ves que no brotan, revisa parámetros: baja temperatura y humedad insuficiente ralentizan o frenan la germinación, mientras que el exceso de agua puede pudrir las semillas de ají; corrige con calor constante, domo bien sellado y riegos por bruma, no encharcando.
El rango normal es de 2 a 10 semanas y, por lo general, entre más “extrema” la variedad, más lenta la germinación; por eso tus semillas de ají necesitan paciencia y condiciones estables.
Trasplanta a maceta mediana con dos pares de hojas verdaderas y a una maceta de ~10 L cuando cuente con ocho pares; seguir estos hitos ayuda a que las semillas de ají consoliden raíz y estructura antes de crecer en volumen.
Si prefieres simplificar, un kit de siembra con bandeja, domo y sustrato listo te facilita el proceso de germinación y seguimiento, haciendo que tus semillas de ají arranquen en un entorno consistente, conoce más aquí.
Ahora que tienes el paso a paso, lo que sigue es constancia: controla clima, riega con criterio y escala las macetas en los momentos adecuados, porque tus semillas de ají te van a devolver el esfuerzo con plantas fuertes, flores sanas y frutos de colección listos para tu siguiente temporada.
Si buscas variedad, autenticidad y resultados consistentes con semillas de ají, elige semillas de calidad, ¡Compra tus semillas aquí!
